Pilates

 Cuando el Pilates era una palabra extraña, y más aún, cuando te enteras que el diseñador de esta disciplina fue Joseph Hubertus Pilates un alemán que intuyendo la dificultad de su idioma, cogió el apellido de su madre y lo dejó en <<Pilates>> más reconocible. 

Entró sigilosamente en nuestra vida física, esa que pretende unos mejorar el dolor de espalda, hernias discal, ciática, artrosis, lesiones de rodilla, tendinitis,…otros, la difusión del suelo pélvico, postoperatorio y ahora entra aquellos que quieren mejorar su culo. 

Esta claro que Joseph no pensó la amplitud de público que aglutina su práctica, para todas las edades, necesidades y gustos. 

Pero la evolución también ha llegado a Pilates, ahora una máquina, si la compras en el continente Europeo, tiene un valor de más de cinco mil  euros, o si se la compras a los chinos, con el permiso de Trump, un  valor alrededor de setecientos euros. Podrás practicarlo de una forma selectiva, ahora te puedes platear hacerlo a mano o a máquina. No se que pensaría Joseph, mas conocido por Pilates, ver lo que seguro empezó como una recogida sincronizada de ejercicios que fueron vistiendo el cuerpo de él.

El clan de la estupidez.

Me dijeron que el ir al colegio nos harían más sabios, pero ¿Notáis la estupidez humana como nos está invadiendo?

Un lunar.

 Un lunar, un sólo lunar, aquel que tenía en la izquierda de su barbilla.  Ese lunar, él lo besaba, lo acariciaba, le hablaba. Ese lunar que siempre estuvo allí, se la llevó. 

Mentir.

Dicen que mentimos más de 100 veces al día, y parece que esos son los menos aventajados. Pero ¿por qué mentimos?...porque queremos vidas paralelas. La verdad esta muy infravaloradas...

Relleno.

Sincronizó su vida a la página en blanco.

Despedida

Te recuerdo cuando te vi, siendo feliz. Te recuerdo triste cuando las pantufas de la vida te daba golpetazos en el alma. Te recuerdo con las exuberancias de la adrenalina tomada con cucharón. Te recuerdo cuando sin mediar palabra, te fuiste de mi lado, sin tan siguiera decirme adiós.

Suplime

Cuando la felicidad llena tu alma, tu cuerpo se inunda paz.

Coronarias.

Con la fuerza del corazón no se puede hacer una coraza.

Contracorriente.

Cuando los demás son felices tú estas triste, y luego me dirás que para nada llevas la contraria....,

Mano

Designó con el índice a los que iban a morir y maquinó una justificación pueril para aliviar el alma.

Frialdad.

Cogió la mano de la madre muerta, recogió los suspiros, la voz de sus recuerdos y olvidó su muerte.
El tecletar de la maquina de coser, comprada con el esfuerzo del sudor de la frente, se dejo sentir dentro de la habitación, intentó encontrar la persona que mecía la maquina, sin encontrarla. Entonces su cuerpo recogío el frío helado de la muerte y una lágrima recorrió la cara hasta rozar sus labios.

Si estas ahí, dejame saludarte.

Ella me visitó, tiempo que no estaba entre mis páginas, la busque para expresar mi alegría pero no podía ir hacia ella. Y ahora te grito, chica dejate querer, dejate comprender dejame contactar contingo.

Culpa

La niebla tiño de blanco la carretera, las hojas caían cuan gotas de lluvia. Dentro, en el coche, sólo podía escuchar la música que salía compulsivamente por los altavoces, y de pronto, al fondo, una mancha roja cubría la carretera, un frenazo brusco rompió de imprevisto el cristal delantero y un cuerpo entró en el habitáculo, un golpe seco en el asiento del acompañante nublo la vista de él, y pudo sentir la sangre sobre su brazo caliente aún.

Ya no conduce, vaga entre las callejuelas contando que no fue él que fue la niebla.

Óscar que estas en los cines.

- El cine no es igual a Óscar - le dijo su amiga al oido.
- ¿No?, ¿Aunque Óscar este muy bueno? - le respondio sin despeinarse.
Dudó de que ambas estuvieran hablando lo mismo.

La sombra es alargada.

Se comparó con su sombra y vio una sombra alargada en busca de su arco iris.

Amistad

El mejor amigo esta dentro de ti.

Abandono

La estupidez me persigue desde pequeña.

Historias sin final

Ayer perdí mi tiempo en el abismo del desconcierto, trajinando pensamientos distantes del momento. Y  cansada de quemar carbohidratos y demás potingues bioquímicos corporales, me chuté un té y un libro sazonado con música, volviendo a sentir la tierra bajo mis pies, dejando las nubes de mi turbación vacio.
 

Hablar

Lamemos las palabras, como si su dúctil permeabilidad entrara en el pensamiento ajeno, y olvidamos que el pensamiento de los demás esta encriptado en algoritmos solo legibles para ellos.

Página en blanco

Si encuentro las palabras, te escribiré.